Fermín Muguruza en Teatro Cariola: Conmemorando la rebeldía 

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Texto por Gonzalo Díaz
Fotografías por Joselyn Heyden

La noche del martes 20 de mayo, quedará grabada en la memoria colectiva de quienes asistieron a una jornada histórica en el Teatro Cariola. Fermín Muguruza, el incansable músico vasco regresaba a Chile tras más de una década de ausencia para celebrar sus 40 años de trayectoria musical, concierto que era parte de su gira internacional «40 Urteurrena», realizando en ella, un amplio repaso por su prolífica carrera marcada por su constante rebeldía y resistencia ante el sistema dominante, siendo esto una marca registrada de la propia carrera del artista vasco.

En cuanto a lo vivido, ya desde horas antes del inicio del concierto, los alrededores del Teatro Cariola se veían abordados por una ola de seguidores, los cuales se hacían notar por medio de diversas poleras de Kortatu, Negu Gorriak o mensajes políticos que reflejaban la diversidad y el compromiso del público, generando una atmósfera de total camaradería que resaltaba la propia emoción de presenciar el regreso de una de las figuras emblemáticas del llamado Rock radical vasco. Ya en el propio concierto, a eso de las 19:00 horas, las luces se atenuaron y los gritos se hicieron protagonistas, dando paso de esta forma al ingreso de Guerrila Splinter, banda local que a base de un intenso sonido ska, lograron encender al público que ya a esa hora decía presente en el recinto de calle San Diego. Así, entre ritmos latinos, punk y ska, llegaba el momento del protagonista de la jornada, Fermín Muguruza, quien a eso de las 20:15 horas, aparecía en escena acompañado de una banda enérgica y versátil, dispuesta a recorrer con él las distintas etapas de su carrera, con un repertorio que fue un viaje cronológico y emocional que incluyó clásicos de Kortatu como y «Zu atrapatu arte», himnos de Negu Gorriak como «Urrun» y «Gora Herria», y piezas de su etapa en solitario que fusionan ska, reggae, dub y ritmos latinos.

En cuanto al recibimiento del público, ya previamente se sabía de qué sería un concierto vivido como una fiesta, no solo por quien protagonizaba la jornada, sino que además, por la propia respuesta de los seguidores, quienes rápidamente agotaron las entradas y que ya una vez instalados en el recinto, vivieron con entusiasmo cada una de las interpretaciones de Fermín Muguruza, logrando corear y bailar al ritmo de cada himno interpretado. La conexión entre el artista y la audiencia fue palpable, creando una sinergia que potenció la energía del espectáculo. En ello, entre canción y canción, Muguruza tomó la palabra para compartir reflexiones sobre la situación política actual, tanto en el País Vasco como en el mundo, denunciando las injusticias, la represión y el genocidio del pueblo palestino,  palabras que fueron recibidas con aplausos, evidenciando así el respaldo del público a su mensaje de resistencia y libertad de expresión.

En cuanto al cierre del concierto, esté culminó con una ambiente vibrante, cargado de gritos, bailes y sobre todo, un enérgico ambiente de fiesta y rebeldía, llevando a que cientos de gargantas se unieran en un canto colectivo que resonó como un acto de desafío y un homenaje a la lucha por la justicia. Muguruza, visiblemente emocionado, agradeció al público chileno por su apoyo incondicional y prometió seguir en la «línea del frente» con su música y constante protesta. El regreso de Fermín Muguruza a Chile fue mucho más que un concierto; fue una manifestación de arte, política y comunidad, en una época donde la censura y la represión amenazan las expresiones culturales, eventos como este reafirman el poder de la música y de nombres como Fermín Muguruza como parte de una insistente resistencia y transformación social. 

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